sábado, 13 de febrero de 2010

DOS PUESTAS DE SOL


Al abrir mis ojos por la noche me encontré en otra cama, otras sabanas, otro buró, otro cuarto…
Miré el inmenso y bello cuarto asustada de lo que no conocía: -¿Cómo llegue aquí?-, me dije a mí misma, tenía miedo de levantarme pero lo hice, caminé y sentí el piso helado de granito y miré las bellas figuras que había en él.
Los tapices, los cuadros, todo en ese lugar era de un inmenso valor, creía yo asombrada de lo que mis ojos observaban.
Pinturas, alfombras, cortinas, vitrales…sobre todo los vitrales altos y hermosos que dejaban ver una bella e imponente luna llena que colmaba la habitación de figuras y encanto.
Me dirigí hacia el tocador después de recorrer la habitación y cerciorarme que me encontraba sola, ahí me senté frente a éste y tomé un cepillo que estaba sobre la mesa en el lugar preciso como si alguien lo hubiese dejado ahí sólo para mí.
n el espejo se reflejaba el grandioso ventanal y la luna al igual que unos rayos de ésta que era posible ver claramente como la atravesaban y llenaban la habitación con su luz.
Iluminada por las luces de las velas de un candelabro, tomé el cepillo y comencé a cepillarme el cabello… así me quedé por un rato cepillándome y viendo la hermosa luna cuando una figura me hizo saltar del banco en el que me encontraba; un hombre finamente vestido se reflejaba en el espejo.

Su cara pálida, sus labios entreabiertos, finos y rosados, sus ojos parecían dos carbones al rojo vivo centelleando a al luz de la luna mirándome fijamente; estaba atónita, no podía moverme y no quería mirar atrás y ver esta figura en la realidad
El hombre me miraba con una intensidad que no podía soportar, sus ojos penetraban en los míos a través del espejo, de pronto el hombre comenzó a moverse hacia mí.
Seguido impactada de ver que no era un sueño cerré los ojos y voltee la cara hacia otro lado sin moverme, al abrirlos estaba más cerca de mí, comencé a caminar hacia atrás en pasos cortos que igualaban a los de este hombre.
Decidí mirar atrás para correr pero cuando lo hice ya era tarde, él ya estaba frente a mí, -Diable-, pensé tocó mi cara con suavidad y recorrió su mano hacia mi cintura; Yo no podía moverme estaba petrificada y no sabía qué hacer, me acercó más a él, acarició mi cabello y aspiro el perfume de rosas de mi cuello, lo miré de nuevo a los ojos, sonrió y miró hacia la ventana a observar la luna.
En ese momento lo golpee y lo hice a un lado para escapar, corrí por la habitación y al intentar abrir la puerta, no pude conseguir que se moviera.
Mire hacia atrás y el hombre dio un salto tan impresionante que de un momento a otro no lo encontraba por la habitación, creí que estaba a salvo pero… ¡alguien me había tomado por atrás! Él deslizo su mano asta mi cuello y comenzó a oprimirlo con una fuerza que me hacía sentir que tenia que contenerse para no romper mi garganta, me asfixiaba, no había forma alguna en la que pudiese defenderme contra este hombre, mis manos estaban apresadas por una de las de él, hasta que me dejo caer al suelo como si hubiera dejado caer un pequeño pañuelo.
Quedé tirada por varios minutos mientras él caminaba y reía alrededor mío –eres valiente para ser tan joven-, decía, -será un placer beber tu sangre pura y comer tu carne tierna y joven-, no podía creer lo que escuchaba ¡iba a morir esa noche! Y no había nada que yo pudiese hacer contra este extraño y sobrenatural hombre.
-Quien o qué eres-, le pregunté con dificultad mientras recuperaba el aliento, - Mi nombre es Lord Edward Byron y soy tu peor pesadilla mi niña-.
Se agachó y me tomó nuevamente en sus brazos, me llevó hacia la cama me dejó recostada y se sentó junto a mi, la imagen pareciese como si un padre amoroso cuidara a un hijo enfermo, yo tenía un brazo cubriéndome la garganta y otro en el pecho de aquel monstruo, alejándole de mi, me miraba fijamente pero ahora algo había cambiado, ahora era yo quien penetraba en su mirar.
Sonrió –eres una jovencita muy fuerte, debo pensar tomar tu vida para mi o para las profundidades-, -¿por qué yo?-, le pregunté, -por qué te conocí hace muchos años, te he buscado desde el día en que partiste, me debes tu vida-, -no, yo no te conozco-, -tal vez no ahora, pero si una vez y basta de preguntas absurdas, me perteneces ahora y para siempre como debió haber sido-.
Él pasó su mano por mi cara y sentí una especie de relajación e intenso deseo de sueño, beso mi frente, mis labios y mi cuello, paseo sus manos por mis brazos y jugó con mi cabello (no comprendo como si tenia mis ojos cerrados podía en mi cabeza ver claramente lo que sucedía) , al final posó una de sus manos en mi cuello y se recostó un poco sobre mí, de pronto con una de sus largas uñas comenzó a dibujar un extraño símbolo en mi cuello, la sangre brotaba, el dolor era intenso, él continuaba haciendo esa extraña figura y reía al mirar la muecas de dolor.
Al final hice un esfuerzo desesperado, me liberé del trance y nuevamente lo hice a un lado, lo arrojé al suelo desde la cama, bajé de ésta y corrí nuevamente, pero no hacia la puerta sino al enorme ventanal, él se levantó furioso y sus ojos se llenaron de ira, -no tiene caso que te resistas ya eres mía-, no tuve opción me lancé al vació por la misma ventana donde la luz de la luna entraba y él se lanzó detrás de mí.

En ese momento mientras caíamos me tomó en sus brazos e intento morder mi cuello, pero una pequeña franja de luz en el horizonte lo hizo estremecerse soltándome nuevamente.
Él se desvaneció entre la luz como si hubiese sido magia y yo caí a una cascada rocosa, sobreviví y corrí a contar esto a mi pueblo y sus dirigentes, no me creyeron me culparon de bruja, hereje y loca por la heridas que tenia;
Ahora en mi celda, escribo esto para que nunca olvide que si existió un vampiro e intento matarme a mí, NO LO LOGRO.

Mi nombre es Ángela en una hora seré llevada a la hoguera, condenada por bruja y hereje, mas no deben olvidar que lo intenté, los vampiros existen y ellos pobres humanos incautos, !tontos!, ignorantes jamás lo creerán, no hasta que sea muy tarde para ellos, cuando la risa del mostruo sea su último aliento, lo último que escuchen…

Aunque debo decir que ni yo misma lo creo, entonces miro el reflejo de mi cuello en el agua, observo los símbolos y siento el dolor de la herida, mi camisón de dormir manchado de sangre, la pesadilla fue real.
Pero yo moriré con la caída del ocaso y muchos mas han de morir antes de que el amanecer se alce nuevamente…

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