lunes, 17 de mayo de 2010

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“Bienvenida a la familia”, “siempre hay mas…” dos frases que recorrieron mi cuerpo como un manto helado que nacía desde mis pies, corría por la medula de columna y llegaba hasta la punta de mis cabellos, ¿en qué extraño mundo luciferino había entrado? Mi cuerpo débil no comprendía lo sucedido aquella tarde, tan tarde…, en la que mis pies me llevaron a la verdad incorrupta ¿en dónde me encontraba? Aquella habitación no era conocida por mí, y no parecía conocida por algún ojo humano en muchos años bajo la tierra se encontraba aquella cámara llena de muebles antiguos y apolillados solo la luz de la vela en aquel buró junto a la cama me permitía ver en donde me encontraba mi cuerpo estaba helado, entumido. Con un frio indescriptible y acompañada del dolor que nace en el averno, no sabía que sucedía hasta que él entro a la habitación no encontré forma de figurar una palabra en mi boca tras verle en su andanza hacia mí,- Espero que haya descansado y repuesto fuerzas mi Lady- dijo al esbozar un maquiavélica sonrisa aquel Caballero de gustos finos y modos Arcaicos a quien ya conocía, -¿Dónde estamos?-, -Dónde no es lo importante mi Lady, lo que importa ahora es el Señorío al que deberá responder por su grata fortuna-, se acerco a mí y palpo mi frente sin dejar de sonreír de aquella tan peculiar manera, acto seguido me extendió la mano para que lo acompañase, salimos de la habitación dejándola en penumbras y llegamos a un hermoso salón delicadamente puesto donde había una gran mesa con deliciosos manjares ya servidos y peculiares personajes sentados en ella, mi respiración era pausada y profunda ¿Qué me esperaba en ese lugar?¿ A qué se refería con Señorío?.

Caminaba del brazo junto a él, esperanzada en que me protegiese, de aquellos enigmáticos y elegantes caracteres que se pusieron súbitamente de pie al mirar aquella estampa y todos hacían reverencia al vernos.
Al llegar a la cabecera de aquella magnifica mesa me dejo sobre la silla y tomo asiento al pie de la mesa, la gente se sentó con un ademan del Caballero y los comensales empezaron a degustar lo que tenían enfrente, después un personaje deforme cuyo casi inexistente rostro me es imposible describir se acerco a servir vino, parecía ligeramente humano pero no lo era.

Supongo que debí expresar miedo ante semejante criatura ya que el anfitrión se acercó desde el otro lado de la mesa para tranquilizarme, me acerco el vino y al beberlo dulce y cálido note que no era aquella tinta de la vid que yo creía que bebía, el sabor era fuego y a la vez salado con un toque de Hierro (podía haber sido la absenta misma y aun así no hubiese dejado de dar calor a mi garganta) -¿¡Qué me ha dado!? -Le dije agitada, -Nada que no poseyeras mi dulce Mina, y como buena Señora debías compartir a tu nuevo reino un poco de ti-, dijo en medio de risas y carcajadas burlonas no había pensamiento alguno en mi mente, y casi me desvanezco en el lugar de no ser que el Caballero me tomo en brazos y me retuvo, -debo agregar que jamás pensé cuan dulce podía ser usted mi Lady, no fue hasta verla hundida en mi abrazo que lo supe-, - Caballero ¿Qué… me ha... Hecho…? -, -Nada que no hubiere deseado usted Mina.

De pronto los recuerdos me invadieron a gritos en mi mente, el café, la petición, la tarde, el, yo, la verdad, el abrazo, todo estaba ahí y lo recordaba en medio de aquel desmayo. ¡YO LO HABIA ACEPTADO! Y más aun lo había agradecido para salvarme de la locura que carcomía mi alma en busca de la verdad de una mordida, al comprender todo caí en la oscuridad luciferina que tanto amaba y ahora me enloquecía, perdí el conocimiento mientras lo veía entre sombras deleitarse y sonreír con aquella extraña mueca coqueta y el vino de mi sangre en sus labios.

Al despertar me encontraba de nuevo en la subterránea habitación a la luz de una vela y junto a ella sentado con un libro en las manos el Caballero justo frente a mí,-¿cómo se siente mi lady? ¿Está lista para la nueva era que hemos de levantar?-, nuevamente no podía crear ni una palabra en mi boca estaba sorprendida ante lo que veía – Bienvenida a la familia Señora-, -¿S…Señora?-, - No lo recuerda aun del todo ¿verdad?-, ¿Recordar qué? El abrazo… la charla, el polvo, el fuego, ¿Qué debía recordar?, -la encuentro inquieta, no se torture yo la ayudaré - ¿Por qué “Señora”? Caballero, -Para el nuevo mundo que ha de surgir a nuestro mando, le di el abrazo que le daría señorío al nuevo ciclo que Selune ha marcado para nosotros-, no logre decir palabra alguna, pero mi mente estaba tan invadida de pensamientos que sentí volverme loca en ese instante, caminó hacia a mí y me tomo por el brazo, -venga una luna le hará bien a su nuevo fulgor-, caminamos por una enorme túnel y salimos a la luz, - Ya no hay más de mi Caballero- le dije mientras desesperada caía sobre la hierba fría y mojada que provee la noche , - Siempre hay mas, no tema; “Sangre de mi Sangre… Triste vida Quitada…”-, decía mientras acariciaba mi rostro - continúe“ Y de las simientes de lo Viejo… lo Nuevo emergerá …y mirara hacia atrás sin saber que rescatar…”-, - así es lady Mina, así es…-, -¿Por qué…? ahora mi nombre me parece más alegórico que nada-, -por que usted accedió, porque durante dos años en silencio su salud mental se destruyó por la verdad que usted tanto había esperado años antes-, -usted me encontró loca y deseosa de la muerte en ese día antes de completar aquella orateria y pertenecer al manicomio-, -lo sé pues aun consiente en la languidez de sus alientos no daba crédito a las promesas-, -Por favor… no deseaba acceder-, - ¿entonces por qué esta usted aquí entonces? ¿Por que cuando perdida de toda conciencia y sumida en los esbozos de su nuevo destino accedió sin dilatarse?-, -Yo lo quería en verdad, pero verle en vida, y en esa vida no deseaba mas que mirar en la distancia-.

Me separe de él y me alejé, mi cabeza daba vueltas en aquella magnitud de acciones, me sostuve con algo y comencé en respiros profundos como si quisiera que el alma me volviera para no robarla, - abrace el nuevo sueño de su vida, dulce Dama y Señora, y no tema de nada pues ya es usted más grande de lo que muchos jamás serán-, me repuse en prontitud mientras miraba el paraje lunar antes de caminar nuevamente por aquel boscoso prado para dirigirnos a casa con el sabor del hierro aun en mis labios no sabré jamás en lo que él pensaba pero si sabré siempre lo que no debí querer...